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lunes, 2 de marzo de 2015

JUSTICIA POÉTICA


La vida y la muerte de Patricia Heras, han hecho evidente que la justicia poética es la única justicia en la que se puede confiar.
Hay personas cuyas vidas parecen ser dirigidas por una fuerza invisible. La fuerza que movió la de Patricia, fue aparentemente la fatalidad.
Pudo haberse quedado en Madrid, intentando encontrar en el interior de si misma la felicidad que no hallaba. O pudo haberse mudado a una ciudad más lejana. Pero se mudó a Barcelona. Tal vez le llamó la atención la ciudad abierta a todas las formas de modernidad esperando que la suya también encajara. Pero aquella noche del 2006, Patricia encontró en Barcelona el lado oscuro que habita en todas las ciudades. Encontró esa Barcelona que pasaría a ser para siempre su "ciudad muerta".
La Justicia Poética, esa otra fuerza invisible destinada a reparar los estragos causados por la fatalidad, recogió los versos que Patricia Heras había escrito estando en prisión por un delito que no cometió y los convirtió en bandera de denuncia y reparación. Abrió la puerta de la verdad y destapó uno de los episodios más oscuros de torturas y corrupción policial acontecidos en el Estado Español en las últimas décadas.  Pero sobretodo, redescubrió en la "poeta muerta", la mujer que saltó al vacío para cruzar el enigmático umbral de la muerte, el escalofriante poder que tienen las mártires.

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