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miércoles, 28 de marzo de 2012

Plantarle cara al faraón

En el museo de Turín se conserva el llamado "Papiro de la huelga". Este documento histórico deja constancia de la  primera huelga datada de la historia, que  tuvo lugar en Egipto durante el reinado de Ramses III. Los constantes conflictos bélicos, la corrupción, la deficiente administración de los recursos y los derroches en la construcción de las tumbas en el Valle de los Reyes, tuvieron como consecuencia las duras condiciones de vida de los obreros que veían insatisfechas sus necesidades básicas. Esto hizo que se produjeran un conjunto de hechos insólitos: obreros cualificados encargados de construir la tumba del faraón reclamaron los pagos atrasados,  decidieron paralizar su actividad como medida de presión, protagonizaron verdaderas sentadas junto a los templos, ocuparon locales de la administración, utilizaron su plataforma reivindicativa como arma política, reiteraron los paros cada vez que fue necesario y lo más curioso, sus reivindicaciones fueron eficaces.
Pero sin duda, lo más importante del hallazgo del "papiro de la huelga" es que el Egipto Antiguo deja de ser en la historia, la tierra exclusiva de los faraones. La masa informe y sumisa de obreros que existe en el imaginario colectivo gracias en parte al cine, emerge como sujeto histórico. Recupera la dignidad. Se levanta ante la necedad, la corrupción y la injusticia. A partir del siglo XIX y la aparición del capitalismo, a toda mejora laboral y derecho conquistado le precedera la huelga y la movilización obrera y/o social. Las huelgas, protestas y movilizaciones son, más allá de una arma pacífica de presión y negociación de derechos laborales, la salvaguarda de la dignidad, lo que diferencia al siervo del ser humano libre. Ante la pregunta retórica "pero va a servir para algo" que he escuchado durante estos dias hacer algunos trabajadores y trabajadoras, la respuesta es sin duda, para dejar de tener alma de esclavo.


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