MUERTES DE SEGUNDA DIVISIÓN

foto: Fuente ABC

Sin quitar un ápice de repulsión por los hechos ocurridos en Francia esta semana, fruto del fanatismo y el fundamentalismo, el mismo fundamentalismo y el mismo fanatismo que son susceptibles de nacer por la distorsión de cualquier religión o cualquier doctrina política en cualquier lugar de la tierra, estos días me han demostrado que existen víctimas de primera y segunda categoría, terrorismos de primera y segunda división.
El domingo, una niña nigeriana de 10 años fue inmolada supustamente por Boko Haram. Su cuerpecito envuelto a la fuerza con explosivos fue utilizado para atentar contra la multitud que compraba en el mercado de Maiduguri. Murieron 20 persona y 18 resultaron heridas. Todas pobres, todas negras. Todas de segunda división. Su muerte, y la atrocidad con la que fue causada, apenas ocupa un recuadro en los periódicos de mayor tirada. No importa que tal vez la pequeña, cuyo nombre ni siquiera nos hemos molestado en averiguar, pudiera ser una de las ya olvidadas 200 niñas secuestradas por la barbarie de Boko Haram, que una vez más nos demuestra su concepción de la mujer, -un poco menos refinada que la de algunos medios machistas occidentales- como un cuerpo del que se debe disponer para lo que a uno le venga en gana, bien para reproducirse, bien  para causar una carnicería.