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viernes, 8 de noviembre de 2013

KATI HORMA, UNA FOTÓGRAFA HÚNGARA EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA .

Húngara de nacimiento y, como muchos artistas europeos de la segunda mitad del siglo XX, mexicana de adopción, Kati Horma (1912-2000) representa una figura clave en el desarrollo de la fotografía y en la aportación de la mirada femenina al Surrealismo

Comienzos

Intimamente relacionada con el ideario de los pioneros de la fotografía moderna, estudió las técnicas de Lászlo Moholi Nagi -profesor y miembro de la Bauhaus - y Josef Pesci, en cuyo taller de Budapest se formó. Su condición de alumna aventajada le sirvió para conseguir en 1932 un puesto de ayudante en la agencia fotográfica alemana Dephot.

Su ideología marcadamente izquierdista la hace relacionarse con el grupo de intelectuales alemanes que lidera Bertolt Brecht, hecho que la pone en el punto de mira de los nazis, huyendo a Paris en 1933.
En la capital francesa trabaja retocando fotografías de moda y realizando fotos fijas para el cine, pero pronto su talento le hace conseguir un puesto de reportera en la compañía francesa Agence Photo donde realiza sus primeros reportajes. El Mercado de Pulgas (1933) y Los cafés de París, revelan su singular manera de mirar lo cotidiano buscando lo inusual y preludiando su posterior afiliación al Surrealismo. A través de la Asociación de Artistas Alemanes en París, Kati Horma entra en contacto con el Grupo Surrealista. Junto a Wolgang Burger, exiliado alemán discípulo de Marx Ernst, crea un tandem artístico con el que realiza una serie de historietas protagonizadas por verduras y huevos pintados, a través de las cuales satirizan la ascensión de hitler al poder y su discurso ultraderechista. Una de las fotografías más osadas de la serie fue la de unos huevos de gallina a los cuales se les había pintado un bigote hitleriano.

 

Reportera de Guerra

En 1937 su reputación como reportera gráfica llega hasta el ministerio de propaganda del gobierno republicano español, quien le encarga la confección de un álbum fotográfico sobre la contienda civil que en esos momentos azota España. La fotógrafa húngara recorre con su cámara los frentes y la retaguardia de Aragón, Valencia y Cataluña. El objetivo de Horna se aleja esta vez de lo surreal para captar lo cotidiano dentro de la tragedia. Centrándose fundamentalmente en la población civil y en los efectos de la guerra sobre ésta, sus modelos improvisados son madres amamantando a sus hijos, mujeres que llevan alimentos al campo de batalla o interiores desbastados tras los bombardeos. Por su valor testimonial y su gran calidad, puede afirmase sin duda que con este trabajo Kati Horna alcanza su madurez artística. En España, su ideología política se define. Horna simpatiza con la FAI (Federación Anarquista Ibérica) y colabora como reportera gráfica en publicaciones de tendencia anarquista como Tierra y Libertad, Libre Studio o Mujeres libres. En la revista Umbral, de la cual era redactora, conoce al que será su compañero sentimental, el pintor español José Horna de quien adoptará su apellido. Las marcadas vinculaciones políticas de la pareja - José fue dibujante del Estado Mayor de la República y posteriormente miembro de la División del Ebro - hicieron que al finalizar la contienda huyeran a París y desde allí iniciaran su exilio definitivo a México.

México

"Lo que va al cesto" aparecido en la revista Todo, fue el primer trabajo de Kati Horna publicado en México. Se trata de un experimento de narración foto periodística gestado en París, en el que a modo de cuento visual, premoniza la 2ª Guerra Mundial. Mapas de Europa, pasaportes, monedas, símbolos de la paz y libros de poesía son barridos para acabar en el cesto de la basura, como posteriormente serian barridos paz, cultura y naciones enteras.Empezaba aquí una trayectoria de casi seis décadas de trabajo incesante en México, gracias al cual su figura se verá intimamente ligada al desarrollo del arte fotográfico y las vanguardias mexicanas de la 2ª mitad del siglo XX.



En 1954 Kati Horma es nombrada jefa del departamento de fotografía de la revista Mujeres, encargándose de la sección de cultura y retratando a las figuras más relevantes de los años 60. De 1958 a 1964 da clases de fotografía en la Escuela de Diseño de La Universidad Iberoamericana fundada por su gran amigo Mathias Goerttz, iniciando así una carrera docente que continuó ejerciendo en la Escuela de Diseño y Artesanías, en la Antigua Academia de San Carlos y que duró hasta su muerte. La influencia que ejerció en sus alumnos la hacen responsable de toda una generación de fotógrafos mexicanos. Pero fue con la creación de la revista S.nob en 1962 donde Kait Horma recuperó sus posiciones estetico- ideológicas y volvió a planteamientos que ya habia utilizado en el pasado, como las historietas visuales. Junto a Salvador Elizonso y Juan García Ponce en la dirección, Kati dio rienda suelta a su imaginación junto a otros artista y escritores inventando palabras, historias y realizando reportajes y entrevistas ficticias, en un intento de desacralizar el arte.Fue también durante esta época cuando Kati Horma se interesa por el teatro, realizando fotografías de montajes de Alejandro Jodorowsky, cuyo lenguaje onírico entraba en inmediata conexión con la mirada surreal de la fotógrafa. La obra de esta genial artista fue desconocida en España hasta que en 1979 Kati Horna decidió ofrecer al Ministerio de Cultura español 270 negativos de su foto-reportaje de la Guerra Civil Española, negativos que pudo salvar de los registros nazis guardados en una lata.
                       

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