Una profesora del Instituto donde estudié me advertía con pesimismo durante una manifestación, del retroceso en educación que sin duda se iba a producir cuando el gobierno aprobara la nueva ley de enseñanza. Advertía mi antigua profesora que la llamada LOMCE, nuevas siglas a añadir a la colección de reformas fracasadas, era una vuelta a un pasado académico remoto, lleno de reválidas y obstáculos diseñados para que el acceso a la enseñanza superior esté reservado a unos pocos.
Se quejaba mi antigua profesora, de lo desapercibida que estaba pasando la amenaza de esta ley. Tantas desgracias son provocadas diariamente por el gobierno, que la educación y la cultura pasan como siempre a un segundo plano, incluso para los nuestros. Nunca debemos olvidar que en la Educación reside la base de todo. Si nuestro pueblo hubiera estado convenientemente formado e instruido, este gobierno devastador no hubiera alcanzado la mayoría absoluta.
A principios de este año entrevisté para la Revista Futura de la Universitat de València a Felipe Martinez Rizo, figura máxima de la calidad educativa, que fuera miembro integrante de PISA grupo internacional de personas expertas en planificación educativa. Cuando le pregunté que características tenía que tener una buena reforma curricular, Martínez Rizo contestó que lo que necesita ser mejorado siempre se encuentra en la escuela, en los maestros y maestras o en el funcionamiento del centro escolar, asuntos mucho más difíciles de retocar que un curriculum.
Los recortes en enseñanza, que llevan a aumentar de manera alarmante las ratios en las aulas, a eliminar las becas de comedor o a no invertir en material escolar, hacen que cualquier intento de mejora no solo sea absurdo sino que se convierta en una broma de mal gusto.
Los nuevos supuestos de la LOMCE (ley orgánica para la mejora de la calidad educativa) son un retroceso peligroso a los tiempos de la eduación franquista. Dichos supuestos anunciados por el ministro Wert el 20 de septiembre de 2012 se resumen en los siguientes puntos:
En primaria, el alumnado tendrà que enfrentarse a un éxamen en Tercero y Sexto para comprobar si se han logrado cumplir las competencias que marca el curriculo. En Tercero de primaria podría suponer la repetición del curso si el resultado no es óptimo.
En Cuarto de la ESO una nueva reválida decidirá si el alumnado pasa o no a Bachillerato.
2. Replanificación de la Formación Profesional.
A partir de los 14 años se desviará al alumnado con malas calificaciones a la Formación Profesional. De este modo se regresa así al carácter discriminatorio y periorativo que antaño tenía la FP. El obrero manual pasa de nuevo a ser infravalorado por la comunidad educativa. Tambien en FP, los ciclos de Formación Profesional Básica sustituyen a los actuales Programas de Cualificación Profesional. Pasan a ser dos años completos y serán considerados como educación básica obligatoria.
3. Reestructuración de asignaturas y opciones de estudio
La LOMCE tiene también como novedades eliminar la asignatura Educación para la Ciudadanía y sustituirla por una nueva asignatura, Educación cívica y Constitucional. Conocimiento del Medio se desdobla en Ciencias Sociales y Ciencias naturales.
El Bachillerato se reducirá a 5 vías (Ciencias e Ingenería, Ciencias de la Salud, Humanidades, Artes y Ciencias Sociales).
El gobierno central aumentará su capacidad de fijar los contenidos educativos hasta el 65% en el caso de comunidades con lengua cooficial y al 75% para el resto. Como alarmante novedad, el gobierno también garantizará la concertación para centros que no admitan alumnos de ambos sexos.
Esta reforma es sin duda una vuelta a la educación franquista. No fué mi generación, si no la de mis padres, la que tuvo que enfentarse a interminables reválidas, obstáculos que el alumnado tenía que salvar y que hacian casi inexpugnable el acceso de la clase obrera a la Educación Superior. Con esta nueva ley, queda claro que lo recortes en servicios sociales básicos responden a una estrategia de regresar a una sociedad sin clases medias, en la que los acaparadores de los bienes ejerzan el control absoluto del destino de las mayorías.
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