Mujeres y hombres somos víctimas. Nosotras, castigadas a no poder mostrar nuestro valor y capacidades con la misma facilidad que nuestros compañeros y a ser violentadas si osamos a ello en los peores, pero no tan remotos, casos. Ellos, apartados demasiado a menudo de la parte de si mismos que les capacita para las relaciones y los sentimientos, la parte que les ayuda a reconocer la realidad de lo femenino, más allá de lo inventado o lo impuesto por los clichés. En una sociedad así, todos somos discapacitados.
Hay muchas mujeres en la sombra. No sólo las que se han rendido, sino las que no han cedido y han luchado hasta el final. Son mujeres en la historia del arte, la literatura, la música, incluso la política, pertenecientes a épocas todavía más duras donde ser mujer era un estigma que condenaba a la oscuridad a quien era portadora de él.
Hay decenas de mujeres silenciadas por los manuales de arte. La historiografía tradicional opera como el lenguaje. La mejor manera de acabar con algo es negar su existencia, hacerlo invisible. La historia del arte ha negado la existencia de pintoras tan fundamentales como Artemisia Gentileschi, pintora de la escuela de Caravaggio y marcada por una violación, que aporta al ya por si iconograficamente cruento arte barroco, la óptica femenina del dolor y la rábia. Oculta su existencia a la también imprescindible Berthe Morisot, creadora del impresionismo junto a sus archiconocidos compañeros masculinos, y que aportó a un arte fundamentado en la plasmación de lo cotidiano, la imagen de la vida familiar de la mujer burguesa. La historia de la música oculta a Hildergard von Bingen, Clara Shumann o Fanny Mendelsson, estas dos últimas siempre a la sombra de sus célebres familiares masculinos.
Lee Krasner en su estudio. |
Junto a su esposo, pero siempre en un discreto segundo plano fué creadora de la revista Helios, verdadera difusora del modernismo literario en España y en la que escribían nombres como los de Rubén Darío, Juan Ramón Jimenez, Machado , Joan Maragall o Unamuno. Fué la responsable de los libretos de El amor brujo, y de El corregidor y la molinera de Falla. Ya liberada de su marido fundó la asociación feminista La cívica con el fin de acercar la cultura a la mujer trabajadora y con la república se convirtió en la primera diputada socialista por Granada.
María Lejárrega en su edad madura |
María Lejarraga vivió 100 años en los que hubo de sufrir hambre y exilio, pero también saboreó, aunque tardío, el reconocimiento público. Lee Krasner pudo finalmente salir de la oscuridad y su obra aparece ya en los museos junto a los primero nombres del Expresionimo Abstracto. Las figuras de ambas se convierten para todos nosotrxs, mujeres y hombres, en el recuerdo de la necesidad de extraer a la luz lo que está enterrado, sean fuerza, valor y coraje o sentimientos y vulnerabilidad.
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